historia y crítica





La desmitificacion del Padre Las Casas:
Una nueva obra de Enrique Buenaventura



La figura de Bartolomé de las Casas siempre representaba para mí, y seguramente para muchos otros, la santidad, una persona sin egoísmo y sin faltas. Lo conozco principalmente como el oficial "Defensor de los Indios," y por medio de algunos trozos de sus escritos. Como pasa con otras grandes figuras de la historia, la gente tiende a recordar lo mínimo, lo poco aprendido en la escuela, mientras que los detalles y la complejidad (si bien los supiéramos) se nos van con el tiempo. Por eso, me interesa siempre descubrir obras históricas que me puedan ampliar y reforzar los pocos datos y hechos que sé. Requiem por el Padre Las Casas, escrita por el colombiano Enrique Buenaventura, nos ofrece una perspectiva humanizante del clérigo. La pieza presenta los dos lados de la cuestión de la esclavitud de los indígenas, y los personajes se dividen claramente en dos campos. Para evitar que la obra sea panfletaria, Buenaventura hace que el público se dé cuenta de la ironía de las situaciones que presenta; incluso inventa situaciones y coloca dentro de ellas personajes que funcionan como los graciosos del Siglo de Oro. Además, Buenaventura hace al Defensor accesible al público finisecular al proponer motivos económicos para sus acciones, en vez de motivos exaltados, religiosos o humanitarios. El resultado es una obra que enseña y entretiene a la vez.

Primero que nada, quisiera relatar cómo llegué a conocer esta obra, la cual, que yo sepa, queda inédita hasta ahora. La versión que yo tengo, la segunda, forma parte del repertorio del grupo hondureño teatro la fragua, un grupo con el cual colaboro desde hace seis años. Esta obra sobre Las Casas, más una sobre Francisco Morazán y otra sobre el Arzobispo Oscar Romero, forman una trilogía histórica con la cual teatro la fragua espera informar y concientizar a su público. Un día durante mi último viaje a Honduras, a causa de un apagón inesperado, participé en una lectura dramática al aire libre del Requiem. Aprendí más, riendo, esa tarde, que nunca hubiera imaginado posible en una aula o en un libro de texto. Y siendo que el público campesino de teatro la fragua, en muchos casos, tiene poco acceso a los libros o aun a la escuela, creo que es muy importante que la obra tenga un impacto tanto intelectual como humorístico.

Requiem por el Padre Las Casas tiene 45 personajes; pero se podría montar (como lo hará teatro la fragua) con una docena de actores, doblando papeles. Los cambios de personaje se podrían señalar con pequeños cambios de vestuario o maquillaje--un sombrero, una capa, un bigote falso, etc. Mientras que los personajes históricos llevan nombres, los otros personajes no los llevan, y se distinguen sólo por su función: dominico, paje, ciego, etc. Ésta no pretende ser una obra realista; el escenario carece de ornamentación y complejidad. Aparece Las Casas en la primera escena para explicarnos:

Aquí, en el piso del escenario, está la tierra. La tierra recién descubierta, la tierra de América, que todavía se llamaba Las Indias. Así, en ese pequeño tablado, está la Corte de España y arriba, en esa especie de campanario, está el lugar de las ideas. Eso es todo. Podemos comenzar.

(1)

En las siguientes 19 escenas breves, se presentan momentos claves en la vida del Padre, además de acontecimientos en la Corte española y en las oficinas del Gobernador en Santo Domingo. La obra comienza en 1514, cuando Las Casas primero actuó por el bien de los indígenas, y termina en 1566, con su muerte. En el manuscrito, todas las escenas llevan títulos, como los capítulos del Quijote, que dan un toque brechtiano a la lectura (quitando el suspenso sobre qué pasará). Claro, en una presentación típica de teatro la fragua (y otros grupos de Sudamérica, seguramente), no habría programa escrito que diera esta información. Sin embargo, bien se podría utilizar "narradores" dentro de la obras que anunciarían los títulos de las escenas, si se quisiera.

Como ésta es una obra histórica, nos importa algo la verosimilitud, o sea cuanta "Verdad" (con mayúscula) hay en la pieza. Por una parte, sabemos desde la primera escena, cuando Las Casas explica el escenario, que ésta no es una obra de apariencia "realista." Por otra parte, hay muchas referencias a las crónicas y fuentes históricas dentro del diálogo. Algunos personajes, al comenzar sus parlamentos, dicen, por ejemplo: "yo en mi crónica digo" y "yo he recogido en mi crónica los hechos" (17). Otros hacen referencias a cartas y otros documentos, que sirven como signos visuales en la obra. Entonces, hay que confiar en que Buenaventura ha incorporado una buena dosis de verdad histórica dentro de esta "representación" de lo que podría haber pasado. A la vez, hay que tener en cuenta que los propios cronistas presentaban su versión de lo que pasó. La imprenta todavía era joven, y se podía imprimir lo que se podía pagar. Quizás, en vez de concentrarse en el acto de distinguir la Verdad de la ficción, sería útil investigar lo que hay en la obra--o sea, cuáles son los acontecimientos y los argumentos presentados y cómo funcionan en la creación de una historia que interese al público de 1999.

>Dice Hayden White, en su libro Metahistory: the Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe, "…the historical work represents an attempt to mediate among what I will call the historical field, the unprocessed historical record, other historical accounts, and an audience" (5, emphasis in original). El hecho de que White esté consciente de un público, un receptor del mensaje del historiador, señala la semejanza entre la historia escrita y la ficción literaria: los dos son textos. Y tanto el texto histórico como el texto literario son sujetos a estrategias narrativas semejantes. Continúa White, "[The historian] makes this story by including some events and excluding others, by stressing some and subordinating others. This process of exclusion, stress, and subordination is carried out in the interest of constituting a story of a particular kind. That is to say, he 'emplots' his story" (6, emphasis in original). Es decir, el dramaturgo y el historiador crean igualmente una historia que se encarna en una trama--la diferencia queda en las fuentes que usan. La idea de selección, exclusión, etc., nos ofrece un lugar por donde empezar el análisis para descubrir el "por qué" de la obra. Al prestar atención a los momentos claves que el autor seleccionó, voy a investigar de qué maneras y para qué fines Buenaventura humaniza y desmitifica al Defensor de Los Indios.

La segunda escena de la obra, la que realmente la comienza, lleva como título "El baño anual del señor Gobernador." Esta escena es importante porque muestra las actitudes de la época, pero Buenaventura plantea ideas muy serias dentro de un contexto cómico. El personaje del Gobernador, durante la escena, debe estar dentro de un barril (como se menciona en el diálogo), rodeado por los ayudantes, criados, etc. Este rito anual sirve como exposición de la vida actual del Siglo XVI. El Médico se preocupa de todas las precauciones del caso para evitar la enfermedad del Gobernador durante esta actividad peligrosa pero necesaria. Mientras el Gobernador se baña, los dos conversan, utilizando un lenguaje autoritario y científico. A través de estos personajes que se toman muy en serio, Buenaventura expone algunas de las teorías científicas más ridículas (a nuestro parecer) para ubicar al público dentro del contexto histórico.

Con su primer parlamento, el Médico nos hace reír con su sentido inflado de autoridad e importancia:

He aquí que debían poner los cronistas en sus historias no siempre verídicas: Hoy, domingo 15 de junio del año 1514, tomó su baño annual el señor Gobernador. Teniendo en cuenta que el pellejo es de sustancia espermática y por lo tanto permeable, mojarlo con frecuencia, … puede tener las peores consecuencias. ¡Cuidado su señoría! ¡Nada de mojarse la cabeza! … el enfriamento de la duramáter puede pasar a través de la piamáter a la red admirable y tocar la sustancia medular …. (1)

Además de revelar las últimas teorías científicas, el Médico llama la atención a la dudosa veracidad de las crónicas (como he mencionado antes). Entonces, si las fuentes mismas son una "invención," y no una verdad absoluta, es posible justificar la idea de la ficción histórica que crea escenas de una "verdad posible." Después de todo, el fin de ambos textos es crear "una historia de cierto tipo" que transmita bien el mensaje del autor.

Durante el transcurso del baño, los personajes hablan de los problemas que tienen con sus esclavos indios. Un criado viene para anunciar que cuatro indios se fingen enfermos para no ir a misa. El Médico explica que "la gente de las islas es de más flaca contextura que la de tierra firme" (1). Algunos momentos después, el criado vuelve para informarle al Gobernador que dos de esos cuatro se han muerto, y que otros tres se han escapado con sogas para ahorcarse. El Gobernador explota: "¡Es completamente ilegal! ¡No pueden disponer de sí mismos! ¡Son propiedad mía!" (3). En otro momento, vemos al señor Gobernador emocionarse por la salud de una yegua suya. El contraste entre el tratamiento de los indios y el del "verdadero" animal subraya el lugar del indio en la jerarquía social--es decir, debajo del Rey, el Gobernador, los nobles, los plebeyos, los "animales nobles" (como el caballo), y finalmente, "los de abajo," los indios.

Una de las cosas más destacables de esta pieza es que presenta a Las Casas en desarrollo. En ningún momento está el Padre cómodo. No descansa, siempre está luchando, porque, en efecto, nunca realizó su sueño de autonomía para los indígenas. Casi al final de la obra, Buenaventura nos da algunos detalles de información sobre su historia personal: perdió a su madre a los nueve años, su padre participó en el segundo viaje de Colón, y Las Casas mismo salió con Nicolás de Ovando cuando tenía 18 años (46). También averiguamos por la boca de un dominico que Las Casas fue "un hombre con rentas, con una buena posición eclesiástica y dueño de esclavos indios" (9). La tercera escena es importante, entonces, porque muestra la conversión de Las Casas. En esta escena, todos oyen misa con unos monjes dominicos. Es notable que la persona que sirve como catalítico al personaje principal sólo se conoce como "dominico 2." Dice él: "¿El oro y únicamente el oro tiene valor para ustedes? ¿Cómo podemos enseñarles que hay un Dios si al verlos y sufrirlos a ustedes sólo conocen al demonio? ¿No son hombres? ¿No tienen almas racionales?" (5). Los argumentos de su sermón dan en el blanco del alma de Las Casas, y en la próxima escena, el padre renuncia a sus esclavos.

El hecho de que Las Casas tenía esclavos muestra que él había pertenecido al sistema que eventualmente rechazó. Al verlo concientizarse desde dentro de ese sistema, el público puede reconocerse también, metido en una sociedad que funciona a través de la explotación de un grupo por parte de otro. El resto de la obra muestra la lucha del Padre para eliminar la esclavitud de los indios y establecer para ellos un lugar aparte e independiente desde donde ellos pudieran comerciar con los españoles.

Creo notable que durante toda esta obra, con los 45 personajes, hay sólo UN indio que habla; otros tres aparecen sin hablar. El indio que habla se llama Enriquillo, y el diminutivo "illo" comunica cierta actitud condescendiente por parte de los españoles que lo bautizaron con ese nombre. Enriquillo le aparece a Las Casas casi al final de la obra, en un sueño, y le recuerda al Padre que fue "criado y educado … en el convento, en Santo Domingo" (47). Tiene dos parlamentos breves: uno en el cual se identifica, y otro, más importante, donde dice, "Ahora me pregunto si su reverencia, pensando que utilizaba a los poderosos, no fue utilizado por ellos…" (47). De hecho, como Enriquillo sirve como la voz de la conciencia de Las Casas no tiene voz propia, y tampoco la tiene ninguna persona indígena en esta obra.

Parece que, al querer basar la obra en documentos históricos (es decir documentos escritos), y al adoptar el sistema europea de escribir "la historia", Buenaventura se halla propagando la injusticia y el silencio de cinco siglos. No quiero decir que hace esto con malicia; sólo quiero señalar una ironía cultural--de que en el diálogo sobre los derechos de los indígenas, ellos mismos pocas veces participan. Sólo en las últiumas décadas han empezado a hacerse oír. La ironía de la situación se mitiga un poco si se tiene en cuenta de que cuando esta obra se ponga en escena en Honduras, por ejemplo, los actores serán descendientes de los indígenas por los cuales luchaba Las Casas.

Volviendo a la penúltima escena, la del sueño con Enriquillo, es el momento cuando Las Casas examina su conciencia para analizar los resultados de sus esfuerzos. Primero, el conquistador Alonso de Ojeda entra, vestido de harapos, y le comenta, "usted fracasó por bueno y yo por malo…" (46) Las Casas responde que "los que luchamos por la causa de los indios no hemos triunfado pero las Indias no son las mismas después de cincuenta años de lucha" (47). Admitiendo sus fallas, Las Casas también reconoce que nunca se opuso a la esclavitud de los negros: "lo acepté y nunca acabaré de arrepentirme" (47). Finalmente, Motolinía aparece en el sueño para acusar a Las Casas de ser "orgulloso, escandalizador bullicioso e inoportuno" (48). Sigue Motolinía, "Yo aprendí las lenguas de los indios mientras usted escribía sus calumnias e insultos contra España cómodamente instalado en el convento o sentado en la corte…" (48). Las Casas se defiende, a la vez acusando a Motolinía de ser pagado por Cortés por sus actividades evangelizadoras en México.

La importancia de esta obra queda en dos aspectos que muestra: Primero, que Las Casas no había dedicado su vida entera a la lucha por los derechos de los indios. Al contrario, en algún momento había sido dueño de más de cien esclavos indios. Pero era abierto a nuevas ideas, y cuando oyó las ideas de los dominicos, renunció a sus esclavos, y empezó a usar su influencia en pro de su causa. Segundo, que luchó por toda su vida, a pesar de los fracasos que sufrió. Me parece que la razón por la cual teatro la fragua quiere incorporar esta obra en su trilogía histórica es porque da un excelente ejemplo de la concientización y formación de un activista, y un activista que seguía siempre adelante. Por eso nos sirve como mejor ejemplo esta visión humanizante de un Padre Las Casas, encarnado en el escenario, que, por ejemplo, un ícono dibujado en un libro de historia.


Obras Citadas

Buenaventura, Enrique. Requiem por el Padre Las Casas. Ms. 1998.

White, Hayden. Metahistory: the Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe. Baltimore: The Johns Hopkins UP, 1973.

Deb Cohen Phd






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