historia y crítica




teatro la fragua:
Un grupo que busca erigir su teatro
en la cotidianidad de la gente




Emmanuel Jaen



Bajo el pleno sol de la ciudad de El Progreso se erige la estructura del teatro la fragua. Bordeado de almendros y palmeras el edificio de la fragua posee una sala que no se encuentra en desventaja con el resto de espacios teatrales del país. Su construcción, completamente de madera, contiene todas las áreas y secciones que requiere un moderno y bien distribuido teatro en nuestro tiempo: una taquilla, un espacio escénico semejante a un teatro arena que puede contener 200 espectadores bien acomodados, camerinos y servicios para actores y público, un sistema de luces que le permite al grupo un juego y experimentación luminotécnica eficaz y única en el país, una biblioteca bien organizada, un salón pequeño para charlas o estudios que es el punto de reunión, donde los fragüenses planifican sus actividades artísticas. Además, la construcción contiene dos bodegas: una de carpintería y otra de electricidad.

Esta solvente infraestructura, a la manera de una galera bien aprovechada, es indudablemente, uno de los logros que la fragua ha sostenido desde su fundación en julio de 1979 en la ciudad de Olanchito.

Han transcurrido diez años de labor y es tiempo de hacer un recuento de la cosecha. A primera vista es innegable que la fragua ha sabido sortear en una década sus proyectos de índole artística. Un análisis retrospectivo del grupo proporcionado por sus antiguos y nuevos miembros, señala que en la actualidad el colectivo dirige sus esfuerzos a establecer nuevas formas de trabajo escénico, mejorar el aspecto económico así como activar y estabilizar la organización interna, con el objetivo de proyectarse a más lugares del país y ofrecer, además, a los artistas y público popular nacional un área teatral permanentemente activa.

En el ámbito artístico Jack Warner, director y artífice del equipo teatral, señala las metas presentes y futuras: La escenificación de los evangelios para incorporar al teatro en las raíces más cotidianas de la gente y desarrollar actores o públicos potenciales para contar con ellos en próximas actividades. A la vez se trata de conformar una expresión genuinamente hondureña que provenga de las aldeas y caseríos donde el colectivo ha organizado talleres y grupos teatrales. La otra meta, muy emparentada con la primera, es realizar escenificaciones de cuentos folclóricos e indígenas hondureños y centroamericanos redimiendo con ello, la herencia y tradiciones nacionales.


Dificultades, logros, y un teatro campesino

Si se trata de enumerar las dificultades y logros de estos años, la fragua no ha contado con actores académicamente formados ni con actores profesionales. Una actitud consciente ante esta situación ha llevado a la fragua por la vía que recorren los grupos más definidos del país: a través de un paulatino entrenamiento de los miembros se ha menguado esta frustración inicial hasta nivelar las deficiencias. La experiencia de la fragua no siempre cae en el vacío, los actores más acabados sugieren a los nuevos miembros un camino que han recorrido. De cirqueros reconocidos, por obra y gracia de los campesinos, a la formación de grupos de teatro en comunidades y aldeas campesinas, hay un camino que marca definitivamente, un logro del cual la fragua se enorgullece. Otro problema es que las infraestructuras en los lugares de presentación, por lo general, nunca están a la mano. Sin embargo, como el teatro religioso del Medioevo, la fragua utiliza la arquitectura de las iglesias de los pueblos y comunidades campesinas para representar los evangelios y más tarde otras obras y temas.

El contacto, la experiencia con el público "descartado" y marginal de las aldeas y montañas cercanas o alejadas de El Progreso tienen para Jack Warner y el grupo, una fuerza inusual, una respuesta que sobrepasa las dificultades más inverosímiles. Edy Barahona que ha experimentado todos los montajes y talleres del grupo desde su creación, hace un recuento de los talleres en comunidades con fuerte población campesina y obrera que, como Sonaguera, Tocoa, Trujillo, Olanchito, Yoro, Morazán y Sulaco, conforman los espectadores base de la fragua. Edy Barahona define a la fragua como un grupo de teatro popular cuyo objetivo principal es llevar el teatro hacia los sectores obrero/campesinos. żY las ciudades? Las ciudades, sí, pero ellas proporcionan la fuente económica adicional para solventar ciertos gastos. En el campo todo es diferente, hasta el pago resulta simbólico. En definitiva, dice Edy que "lo importante para nosotros es llevar un mensaje".


Un teatro religioso de Europa en la Edad Media żY nosotros por qué no?

Es innegable que la historia del teatro europeo ejemplifica el proceso y los resultados del teatro de William Shakespeare o Lope de Vega y mucho antes, el teatro religioso de la Edad Media. Una perspectiva y práctica análoga para Jack Warner y el grupo es el de intensificar la relación con el público, de "educarlo" en el sentido teatral, "que entienda cómo seguir la acción, que entienda lo que es esta experiencia porque ya la tiene con su asistencia a la misa. Tenemos un guión que usaron en la Edad Media, es decir la Biblia. Podemos usar el mismo guión. Poco a poco y -esto es cuestión de décadas- conformar todo un pueblo teatralmente alfabeto". Las representaciones de los pasajes del Evangelio se realizan en las iglesias porque simplemente allí están. Las iglesias son estructuras que ya existen y, si bien, no es un espacio perfecto, "es el mejor lugar normalmente dentro del contexto de una aldea o pueblo".

Es el sitio donde converge la gente y el que comúnmente, más frecuenta. la fragua sostiene que en este aspecto, por ejemplo, el Teatro Nacional Manuel Bonilla de Tegucigalpa no cumple los anteriores requisitos debido a que es una estructura poco frecuentada y su acceso no forma parte de la mentalidad y la rutina de la gente, por lo que resulta muy difícil atraer al público popular hacia este espacio escénico.


En El Progreso, fútbol, cine y por supuesto el teatro

Iniciar nuevamente temporadas teatrales regulares y mejor organizadas en El Progreso y fomentar el gusto por el teatro es otro objetivo del grupo. El teatro puede ser una parte habitual de las costumbres y rutinas de las personas como lo es el fútbol o el cine. Para ello la fragua trata de establecer presentaciones los fines de semana para crear una "tercera alternativa" de diversión en El Progreso y competir con los otros medios, que no siempre proveen al público progreseño de espectáculos de calidad.


Diez años y una película

Hace dos años, la fragua inició la filmación de Alzando nuestras voces basada en la vida de los miembros del grupo, su relación con la actividad teatral, sus montajes, recorridos y representaciones en varias comunidades campesinas. Esta película posiblemente se presentará este año o en los primeros meses del próximo, y con ella, los integrantes desean difundir su trabajo a escala internacional que bien se convertirá en la muestra de un fragmento del teatro campesino que se hace en la costa norte del país.

Más allá de este logro, para el equipo fragüeño resulta muy importante presentar en el extranjero una imagen cultural del hondureño que no tiene voz en los debates nacionales e internacionales. Una filmación itinerante llevó al colectivo por las aldeas y poblaciones más alejadas como Las Vegas, Sulaco y Copán o las más cercanas a ellos como El Progreso y la productiva zona del Aguán. En la película intervienen además el director y dramaturgo del Teatro Campesino Chicano, Luis Valdez, quien narra parte de las imágenes y, por Honduras interviene el cantautor Guillermo Anderson, director de Colectivartes. Anderson incorpora arreglos musicales propios en la película.


Un teatro religioso y popular pero con formas expresivas propias

la fragua se inició con el montaje y adaptación de obras de Luis Valdez y El Teatro Campesino. Jack Warner percibió en estas obras un modelo del teatro popular con calidad temática que, necesariamente, llevarían al grupo al nivel profesional que debe tener todo equipo que pretende hacer teatro popular actual, para enfrentar al cine y la televisión que ejercen una poderosa atracción entre el público al que se dirigen. Las obras de El Teatro Campesino de Luis Valdez resultaron las mejores adaptaciones del grupo, y de hecho, las que más aceptación han tenido entre el público campesino de la costa y de las zonas donde la fragua se presenta. La búsqueda de una forma accesible para el espectador base -como le llama Warner al público campesino-, los llevó a incursionar en una forma autóctona similar a la Comedia dell 'Arte, y de aquí al redescubrimiento del teatro religioso como el germen de un teatro popular al igual que en la Europa de los siglos XIV, XV y XVI.


La historia y un proceso actual

En el proceso de la conquista y colonización de Hispanoamérica, los españoles fueron muy eficientes en el pillaje y saqueo de las riquezas del continente. Del Río Bravo al Cabo de Hornos se acompañó este monumental robo con representaciones religiosas efectuadas, primero por los curas y más tarde por los indígenas. Los temas representados eran los mismos: paradójicamente las guerras religiosas y de liberación de la península ibérica contra los árabes, la pasión de Cristo, el Viejo y Nuevo Testamento o alegorías que contrastaban con la ritualidad parateatral de las diversas culturas precolombinas. No hay cultura que devore completamente a otra; en Hispanoamérica la resistencia del indio concluyó en una fusión iberoindígena que produjo, y sigue produciendo, nuevas formas culturales. La tradición oral indígena, ahora convertida en textos literarios, y las formas teatral-religiosas existentes en Honduras han resultado ser un material altamente teatral para muchos grupos del país. la fragua se encamina por esta línea hacia los mitos y folclore hondureño recopilando cuentos y tradiciones orales de las aldeas y montañas de la costa norte. "Por el lado secular esperamos poder hallar una manera teatral para hacer más vivas y más diarias estas tradiciones, porque existen, y no tenemos que recurrir al exterior".


Un grupo que urge de escritores

Para adaptar la tradición oral al teatro se hace indispensable el conocimiento de la escritura dramática. En la fragua este aspecto preocupa sobremanera debido a que los miembros son todos técnicos o actores y un gran objetivo es elaborar o encontrar obras hondureñas teatralizables, que puedan servir como genotextos para los montajes. Edy Barahona confirma que el grupo se encuentra grabando las historias de muchos campesinos, especialmente las historias del tiempo de la dictadura.

Por otro lado Jack Warner deposita su esperanza en el teatro religioso hondureño. Luego de muchos años de convivir en Honduras, Jack descubrió las Pastorelas del padre José Trinidad Reyes a quien considera como el gestor de un hilo teatral religioso muy arraigado en el pueblo desde el siglo pasado, y del que bien vale la pena retomar y alimentar esta corriente, pues, en la conformación de un teatro auténtico y enraizado en el sentir popular, las formas religiosas tradicionales y las nuevas formas ya sean realistas o épicas, constituyen diversas expresiones de un rostro común.


Repertorio oscilante

Inició la fragua su recorrido por las tablas en
1979:

II Juegos X, una tanda de tres obras cortas:
-El Asesinato de X de teatro Libre Teatro de Argentina;
-Juegos peligrosos basado en un cuento salvadoreño;
-Las dos caras del patroncito de Luis Valdez, que se convertirá, tras una década, en la pieza medular del grupo.
Historias exactamente así de Rudyard Kipling, un montaje para niños.
1980:
Estudios vendidos otra tanda de obras cortas:
-Los vendidos de Luis Valdez y el Teatro Campesino,
-La ley y La campana de Julio Ortega (peruano)
-Diálogo entre el enterrador y el zapatero de Felipe Reyes Palacios (México) --Estudio en blanco y negro de Virgilio Piñera (Cuba).
1981:
Pincho, una adaptación de Los pasos de Lope de Rueda;
La maleta del Burumbum, obra para niños.

1982:
Misión a la isla Vacabeza de Robert Bolt (inglés).

1983:
Escenas de El Avaro de Moliere;
Juegos del destino:
-El hombre que se convirtió en perro y
-Como nuestro amigo Panchito González se sintió responsable de la epidemia de peste bubónica en África del Sur de las Historias para ser contadas de Oswaldo Dragún (argentino);
-Estudio en blanco y negro de Virgilio Piñera (Cuba);
--El soldado raso de Luis Valdez y El Teatro Campesino.
1984:
La esperanza del principio.

1985:
Escapino de Moliere;
El evangelio en vivo.
1986:
El asesinato de Jesús.
1987:
Inicio de filmación;
Cuentos:
-Los tres viajeros
-Los motivos del Lobo de Rubén Darío.
-El Pescador y su mujer Alicia
-Los músicos de Brema
1988:
Cuentos hondureños:
-El Orígen del Maíz
-La Ninfa del Ulúa
Inicio de las Temporadas de Expresión Artística
1989:
El drama satírico de Prometeo de Germán Garzón (colombiano);
Soldados de Carlos José Reyes (colombiano);
Estreno de la Película ĄTeatro!

Dos obras y una temporada

Para celebrar su primera década, la fragua presentará las obras, El drama satírico de Prometeo, del colombiano Germán Garzón, Premio Nacional de Dramaturgia 1988 de Colombia, y Soldados, del también colombiano Carlos José Reyes. Ambas piezas son dirigidas por Germán Garzón quien cumple actualmente un Stage como Director en la fragua . El drama satírico de Prometeo se inicia en la ritualidad antigua y en la total oscuridad del hombre. Prometeo, semidios rebelde, entrega la luz (y el conocimiento) a los hombres, por lo que sufrirá el castigo de Zeus. Hefestos encadena a Prometeo y Cratos -un moderno militar- hostigará en la historia a Prometeo, seguro que los mortales no harán nada por él. En la obra de Germán, Prometeo transitará por el tiempo y el espacio en varias épocas de la historia, encontrándose con una Hécuba vengativa, un comediante de la legua, un Quijote de la Mancha totalmente absurdo, un clown, Lucky, y finalmente con sus encadenadores. La pieza permite el juego entre la ritualidad del teatro griego y la farsa, como el discurso sobre la venida de Cristo. El grupo ha iniciado las representaciones públicas de esta obra y para el mes de junio tiene en preparación una temporada de teatro y música.

Una sala estable y una solidez poco común en el teatro popular hondureño de la presente década, le aseguran a la fragua, un reconocido espacio en la historia del teatro hondureño.

Tegucigalpa, junio 1989






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