historia y crítica




La concordia y la paz a través de las artes




Es común pensar que las artes son una evasión de la realidad y no una forma de influir en ella. Sin embargo, la semana pasada -algo que no ocurre siempre- las artes rompieron su habitual discreción y ocuparon la primera plana de la atención internacional, revelando la importancia de su presencia en un mundo atribulado y necesitado de belleza, sensibilidad y esperanza.

El primer evento ocurrió en Moscú, cuando un comando de fundamentalistas chechenios tomó el Teatro Dubrovka, haciendo rehenes a las trescientas personas que asistían a la presentación de una comedia musical. Los actores de la compañía rusa lograron escapar y se quedaron en los alrededores del teatro, donde al aíre libre presentaron su obra como una muestra de solidaridad con los rehenes. Al final sabemos que la fuerza se impuso a la negociación y el teatro fue liberado por las tropas especiales del gobierno ruso, dejando un saldo de 116 rehenes muertos, incluyendo por supuesto a todo el comando de guerrilleros.

El segundo evento relacionado con las artes tuvo lugar en Oviedo, España. Allí les fue concedido el Premio Príncipe de Asturias a las Artes al reconocido cineasta Woody Allen, y al famoso dramaturgo Arthur Miller. La obra creativa de estos dos artistas estadounidenses se ha caracterizado por su humanismo y su irreverente crítica a los falsos valores de la sociedad norteamericana. En la misma ceremonia también fueron galardonados con el Premio de la Concordia, el escritor palestino Edward Saíd y el director de orquesta Daniel Barenboim, por la "generosa tarea" de ambos artistas en favor de la paz en Medio Oriente. Utilizando el lenguaje universal de la música los dos artistas crearon una orquesta formada por jóvenes palestinos, israelitas, sirios, libaneses, y egipcios. La música logró la paz y la colaboración intercultural que la política no ha logrado conseguir en aquellas culturas enfrentadas a muerte. Por eso el jurado destacó la relación de amistad y trabajo entre Barenboim y Saíd que "les ha llevado a buscar alternativas para la paz, la convivencia, y la concordia a través de la cultura".

Lo ocurrido en el Teatro Dubrovka y el reconocimiento del Principado de Asturias al trabajo de reconocidos artistas, muestran desde diferentes experiencias como el arte está presente en la realidad: narrando y dando testimonio de la esperanza y la vida, en contra de todo aquello que con barbarie se opone a ellas. Hace mucho tiempo Óscar Wilde contó la historia de un ruiseñor que una noche mientras entonaba el mejor de los cantos se atravesó el pecho con una filuda espina, dando su vida para hacer posible el surgimiento del amor entre los humanos. En el sacrificio del ruiseñor está esbozada la misión del artista: dar expresión estética a la esperanza, aunque muchas veces el fruto de esa expresión y de ese sacrificio, cosechado con tanta entrega y pasión, sea arrojado al suelo y pisoteado como tantas veces ocurre entre nosotros, sin que por ello cese la voz de las artes en la búsqueda de un futuro donde triunfe por fin la bondad de la sensibilidad y la belleza.


--Carlos Mario Castro
Tiempo (San Pedro Sula):
10 noviembre 2002






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