AUTORRETRATO

Mi nombre es Edy Barahona.

Nací en Olanchito en 1961.

En 1979 estaba en el primer curso del colegio. Entonces llegó Jack Warner hablando de teatro. A mí me despertó el interés esa palabra "teatro". Yo no sabía nada de teatro: jamás en mi vida había tenido la oportunidad de ver una obra. Pero Jack me invitó a entrar en el grupo que estaba formando y todavía sigo.

Honduras, mi país, es muy pobre. Para entender la realidad de mi país hay que vivirla, hay que estar en ella, conocerla. Antes nunca lo había hecho: tenía 16 años cuando comencé en el teatro. Siempre iba al colegio, estaba en el coro de la iglesia, iba a las fiestas-- una vida muy rutinaria.

Ya por medio del teatro mi ritmo de vida cambió; al viajar por todo el país iba conociendo en vivo lo que es nuestra realidad. Por medio del teatro he llegado a conocer a mi pueblo, sobre todo a la gente humilde. Y veo mucho que me gusta.

Lo que más me gusta de mi país es mi pueblo. Lo que tenemos: los paisajes, las montañas, las playas, los ríos, el mar. Las Ruinas de Copán. Me gustan -- hay tantas cosas. No sé decirlo.

Pero también veo que hay mucho en mi país que no me gusta.

No me gusta la injusticia, el hambre.

No me gusta que los Contras estén en mi país y no me gusta que el gobierno esté de acuerdo con eso. No me gusta ver a gente que duerme en la calle cobijada de periódicos. No me gusta la ocupación de mi país por tropas gringas. No sé. Creo que cuando hablo de la injusticia estoy hablando de demasiado cosas. Pero esas son las cosas que existen en mi país que más me duelen.

Soy actor en parte porque me gusta muchísimo, me gusta actuar.

Soy actor para llevar un poco de diversión a la gente, y para que detrás de la sonrisa quede la gente pensando: eso es lo que pretendemos en teatro la fragua.

Pero también soy actor porque aquí en Honduras-- la verdad es que Honduras, mi país, es un pueblo bastante analfabeto: el 60% de los hondureños somos analfabetos.

Y por medio del teatro, por medio de nuestra actuación, estamos ayudando en eso: por medio de nuestra obras se le enseña algo a nuestro pueblo. Por medio del teatro la gente se va dando cuenta de situaciones que son reales; la gente ve escenas que brotan de su experiencia, escenas de su vida. Y cuando las ve representadas en el teatro se da cuenta; dicen: "Esto me pasó a mí, así; y es por esto y esto."

A la gente que más esta llegando el teatro es a la gente de las aldeas, a los campesinos. Para que ellos tengan la oportunidad de ver teatro, uno tiene que llegar hasta ellos. La experiencia que tenemos cuando damos una presentación en una aldea, es muy bonita. La gente entiende qué es lo que estamos tratando de hacer. Y nos damos cuenta de que la gente lo entiende y eso nos da un gran placer. Y me doy cuenta de que ser actor es una gran responsabilidad.

En el año 1985 comenzamos un proyecto que va cosechando éxitos extraordinarios en las aldeas: ¡EL EVANGELIO EN VIVO!. Vamos a las rurales y damos talleres en métodos para dramatizar el Evangelio. Las dramatizaciones son simplemente las escenas del Nuevo Testamento puestas de pie; usamos el texto íntegro de la lectura oficial del día y las presentamos dentro de la Misa.

Creo que hay muchas personas que van a la iglesia, y cuando se lee el Evangelio del día simplemente oyen. Pero no entra nada. No analizan. No aplican el mensaje de Jesús a sus propios vidas. Pero por medio de la dramatización la gente está viendo la escena. Escuchan y la realidad de la escena bíblica entra más en la gente.

Una vez en el pueblo de Yoro, se me acercó a mí una señora como de ochenta años. Me dijo que no sabía ni leer ni escribir, pero que al ver la dramatización había entendido todo -por primera vez. Fue una experiencia muy bonita para mí: ella estaba encantada y se sentía bastante bien porque lo entendió todo.

Cuando estamos haciendo el trabajo del montaje de una dramatización, tenemos que estudiar más a profundidad la Biblia. Por medio de las dramatizaciones hemos llegado a conocerla más, a entender qué fue lo que realmente vivió Jesús. Creo que ¡EL EVANGELIO EN VIVO! Nos ha ayudado mucho a nosotros.

Hay muchos problemas serios aquí en Honduras: el problema de la desnutrición, que es exageradísimo; el problema de la analfabetización, él de la corrupción. Y ahora este nuevo problema que tenemos: los contras en nuestro país. Estamos a punto de entrar en una guerra que no es de nosotros: no es de nosotros, pero estamos en medio de ella. Ojalá Dios quiera que nunca vaya a pasar eso.

¿Cómo resolver los problemas de mi país? La verdad es que resolverlos, por medio del teatro no lo vamos a hacer: pero nuestra esperanza es que la gente, al ver una obra de teatro, entienda los problemas, que se dé cuenta de qué es lo que pasa. Así podemos comenzar a buscar las soluciones. Es una tarea muy difícil. Tiene que ser trabajo del pueblo entero, de toda la comunidad -no solamente de una parte o de un sector. La cosa importante es que cada uno de nosotros contribuya su grano de arena; así podemos seguir adelante.

Por medio del teatro la gente llega a conocer los problemas. Y si llega a conocerlos, va a darse cuenta de que está formando parte de esos problemas. Y el entender eso, es el primer paso para que vayamos resolviéndolos.

Y somos nosotros, los hondureños, quienes lo hacemos. Y creo que eso es muy importante. Estamos creando una cultura auténtica hondureña, y la misión más importante del teatro es que nuestro pueblo se empape de esta cultura.

Muchas gracias por ayudarnos en esta misión.

Paz,

Edy Barahona