noticias tlf Vol. xvi #1 Marzo 1995



Corren Los Días





En la última quincena de enero, Dagoberto Bonilla y Chito Inestroza viajaron a Costa Rica para dar un taller de dramatización de los evangelios en una comunidad a la falda del volcán Irazú. (Mientras estaban allá, la esposa de Chito dio a luz a su segunda hija.) En la clausura, todo el pueblo se reunió en la parroquia para apoyar el trabajo de los jóvenes de la comunidad. Nos han escrito que están planificando una gira a varias partes de Costa Rica.

Dago y Chito se quejan del frío horrible-- hasta de 10C--en el lugar donde impartieron el taller. Oscar Cardoza pasó el mes de febrero en Carroll College en Waukesha, Wisconsin, EUA (hablando del frío), gracias a la invitación del profesor David Molthen. Además de titiritar en la nieve por primera vez, montó varias piezas cortas de tlf con los universitarios de Carroll College.

"Me gustó mucho el trabajo: los muchachos estaban muy dispuestos a recibir el mensaje del teatro aún sin conocer lo que es Centroamérica. Teníamos sólo un mes para el montaje, pero fue un grupo especial: los sentí con corazón y alma porque trataron de vivir lo que estabamos montando y están con ansias de conocer Honduras y de conocernos a nosotros personalmente. (Y después de la experiencia de andar sobre la nieve, prefiero desde ahora verla por medio del cine.)"

Y un comentario desde Carroll College:

"Señor Cardoza ha tenido una influencia grande en las vidas de las personas con quienes ha trabajado durante su estancia. Ha traído a Carroll College y a los Estados Unidos muchos aspectos importantes de la cultura hondureña y por medio de su trabajo teatral, podemos apreciar la cultura y las emociones que el teatro la fragua pinta. Su visita fue una experiencia de toda la vida para él y para nosotros.



Seguro que han oído hablar de la película cubana Fresa y Chocolate, que ha ganado premios en varios festivales de cine, y que es la primera película cubana nominada para un Oscar. Los que viven en Progreso ya tuvieron la oportunidad de ver la versión teatral de la misma obra, La Catedral del Helado, como parte de la Temporada 1994 de teatro la fragua. El periodista sampedrano Jorge Orellana escribió sobre esas presentaciones:

En momentos en que los balseros cubanos desafían el mar del estrecho de La Florida, Osmel Poveda llegó a Honduras con pasaporte legal del gobierno de Cuba y la visa del gobierno hondureño. Su llegada no fue cubierta por las grandes cadenas de televisión ni los importantes rotativos.

Pero contrario a su entrada silenciosa a nuestro país, Poveda dice más de las circunstancias políticas, ideológicas, económicas y culturales de Cuba que lo que dicen muchas noticias que nos llegan del extranjero. Si bien La Catedral del Helado, obra presentada el pasado fin de semana en el teatro la fragua de El Progreso, es un monólogo basado en el cuento "El lobo, el bosque y el hombre nuevo" del escritor cubano Senel Paz, ganador del premio internacional "Juan Rulfo" en 1990, no por ello deja de estar más llena de voces que la de un grupo. Dice el crítico teatral cubano Francisco López Sacha, "un personaje único dialoga sobre el mundo en que vive con fuerza y una libertad expresiva poco usuales en nuestras obras de arte. Frente a una copa de helado en Coppelia (heladería de La Habana) comienza la aventura fascinante, por ser casi imposible, de la amistad entre un joven comunista parco, tímido, asediado por todos los prejuicios, y un homosexual fabulador, religioso y solitario.

A partir de esa relación, Poveda crea una atmósfera basado en recursos teatrales austeros pero cincelados hasta en su último detalle. A pesar del rostro inequívoco del actor, los personajes Diego y David surgen con identidad física, psicológica, cultural y social dentro de un juego polisémico de los elementos escenográficos capáz de generar visiones hasta en las personas de más corta imaginación

Ese logro se denota en lograr mantener un auditorio por más de una hora en sus asientos, pues la destacable actuación de este licenciado en artes escénicas, poseedor de una expresión corporal envidiable en muchos actores, nos hace vivir las alegrías y tristezas, miedos y fortalezas de sus personajes, hasta arrancarnos risas, tensiones y confrontar esa gama de sentimientos encontrados sostenidos en los andamiajes del prejuicio y, porque no, hasta desnudar nuestra sensibilidad ante quienes sufren el marginamiento producto de su forma diferente de ser, como en la escena donde Diego (Poveda) toma el banco y se consuela en él, en un silencioso y tristísimo vals, porque siente que ya no puede más vivir en Cuba a pesar de su amor a la patria y el apego a su cultura y, aún, a los ideales de su revolución y porque sabe que su amistad con David, pronto será un recuerdo.

Como bien lo decía el filósofo francés Renato Descartes: "La verdad está al alcance de nuestras manos, pero no todos la vemos a causa de nuestros prejuicios". Y "La catedral del helado" es un develar de esos prejuicios y una historia de amistad; pero es ante todo un canto a la tolerancia y a eso que Benito Juárez llamó como "el respeto al derecho ajeno" que es la paz.



Nos preguntan con frequencia, "¿Porqué hacen teatro en un lugar como Honduras, donde hay tantas cosas básicas que le hacen faltan a la gente?" Al estar leyendo la revista The Nation el mes pasado, encontramos un artículo por Arthur C. Danto que contesta elocuentamente. El escribe:


Homo artísticus

La noticia del conjunto espectacular de pinturas paleolíticas recién descubiertas en la región Ardèche de Francia nos llega en un momento oportuno. El esplendor y la vitalidad de estas imágenes exigen un cambio de nomenclatura, de Homo sapiens a Homo artísticus; esto pone la fabricación del arte en una nueva perspectiva.

Desde tiempos antiguos, se considera que la razón--sapiencia--es lo que nos distingue de los otros animales. Pero los filósofos progresivamente se han persuadido que el razonar es, en las palabras de David Hume, algo que "poseemos en común con las bestias." Sin embargo, somos los únicos animales que fabricamos el arte. La emoción despertada por las pinturas de las cavernas nos vuelve a nuestra esencia: el arte no es un adorno superfluo sino que es parte de nuestra humanidad fundamental.

Nadie sabe que papel el arte representó en la vida de nuestros semblables et frères paleolíticos, pero podemos inferir algunas cosas. La fabricación del arte no podía ser una actividad elitista. Tenían que estar convencidos que la fabricación de imágenes era para el bien común; la vida era demasiado exigente para mantener actividades frívolas. Eso quiere decir que la vida sin arte era tan inconcebible para el Homo artísticus como la vida sin comida, sin ropa, sin albergue: era una necesidad. Quizás no una necesidad animal, pero una necesidad esencial para el animal artístico que la humanidad paleolítica ya era. Por todo lo que sepamos, se organizó la totalidad de la vida alrededor de la producción de estas imagenes, y los animales pintados definieron el mundo para nuestros primeros antepasados, de la misma manera que las imagenes de deidades definieron el universo de los Egipcios, o las imagenes de santos el mundo de los Europeos que vivieron en la sombra de catedrales. Es de suponer que había más medios que carbón de leña y hematita sobre piedra caliza, pero las pinturas sobre cueros animales, corteza de abedul o la piel humana han desaparecido desde hace mucho tiempo. Es pura suerte que sobrevive lo suficiente del arte de veinte milenios atrás para corregir el prejuicio que el arte es solamente un pasatiempo para los sofisticados rendidos de una élite.

...La verdad paleolítica es que el arte no es una distracción elitista sino una necesidad esencial, dada la taxonomía que las cavernas han ayudado a clarificar. Quizás, para un período prolongado de la historia americana, la experiencia del arte se creía algo que pertenecía solamente a una élite que tenía el tiempo o el gusto para ella; pero esa creencia es falsa. El arte tiene que estar lo más accesible posible; y es parte de la vida, no algo apartado en una existencia vestal para el provecho de un sacerdocio de estetas y especialistas. La controversia no es un concomitante necesario del arte. Pero sería difícil explicar la profundidad de la controversia que el arte despierta si fuera verdad que el arte es solamente un adorno frívolo.

Dada nuestra naturaleza esencialmente artística, ya es tiempo para comenzar a pensar en el arte no como un lujo sino como un derecho. ¿Cuántos derechos nos llegan tan barato o significan tanto?







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