noticias tlf Vol. xviii #1 Marzo 1997


La Fragua....
Perseverancia de lo Grande

Orlando Cajamarca Castro




"Cuanto más inhóspito es el ambiente,
mayor es la necesidad del hecho artístico."

--Hans Magnus Enzensberger

Al día siguiente de mi llegada a Honduras me vi en el centro de un auditorio de feligreses que entonaban cánticos y alabanzas al compás de la música orquestada por un grupo aficionado que plagiaba melodías populares, mientras en el altar de la iglesia como un director de orquesta un cura flaco y alto, de contextura quijotesca, de frente amplia y despoblada, larga cabellera de lacio pelo blanco que serpenteaba como una culebra amaestrada entre sus omoplatos prominentes, al ritmo de sus palabras de fluido español con secuelas de anglicismos, relataba los hechos bíblicos del Evangelio traducido a la cotidianidad de un pueblo mestizo que disfrutaba con alegría, entusiasmo y atención. A las pocas horas de este suceso eucarístico el mismo cura que ofició la misa ya no en el recinto sagrado de su Iglesia sino en las tablas profanas de su teatro me hizo recordar el papel de la iglesia como depositaria vehículo y conductora de la más rica tradición teatral de occidente.

La primera vez que supe del teatro la fragua fue hacia finales de 1989 cuando empecé a recibir su correspondencia con la misma persistencia que años más adelante supe venían realizando una labor teatral en Honduras. Los sobres de la fragua, siempre invitando al diezmo solidario, traían como plato fuerte noticias sobre la tesonera labor de Jack Warner y su grupo de muchachos y muchachas. La agenda programadora de la fragua bellamente ilustrada se llegó a convertir en una herramienta de dotación esperada y necesaria para la planificación anual de mi equipo de trabajo.

Fue así que cuando en 1995 la INTERAMERICAN FOUNDATION me otorgó la Beca Interamericana para el desarrollo "Dante B. Fascell" para estimular y conocer modelos de intervención comunitario con carismas similares al que desarrollo desde hace 15 años en Cali y que he denominado "Teatro y Comunidad. La Creatividad alternativa para el desarrollo", sabía que se me había presentado la oportunidad precisa para viajar a Honduras y compartir por algunos días esta vital experiencia.

El Progreso es una calurosa población tropical situada al Noroeste de Honduras circundada por grandes plantaciones de banano que las compañías bananeras explotan desde tiempos inmemoriables. En esta población característica de los pueblos del subdesarrollo con altos índices de pobreza, con dificultades en educación, vivienda y salud pública, que amerita desde luego inversiones en infraestructura y en la creación de fuentes de empleo, donde el teatro ante los ojos neoliberales sería una opción interesante para cuando todo lo demás esté resuelto, allí hay un foco de luz que brilla día a día.

El teatro la fragua es una propuesta de creación teatral liderada por Jack Warner S.J. Jack pertenece a la cofradía de los hombres de teatro que se convierten en punto de referencia para evitar los sentimientos de soledad que solemos tener los creadores teatrales especialmente quienes asumimos el compromiso de teatro hacia los sectores populares y deprimidos de la sociedad.

El Proyecto Cultural de la fragua es un polo de desarrollo fundamental en la vida de "El Progreso". la fragua ha logrado consolidar el interés cada vez más creciente de la comunidad que asiste a los espectáculos y recibe los talleres de capacitación artística en danza y teatro que regularmente se ofrecen.

El trabajo de la fragua combina la experimentación teatral realizada con un equipo de jóvenes actores formados en el proceso de asentamiento de la fragua en la población y en ocasión con actores itinerantes de otras regiones del país o de otras naciones que deciden compartir en intervalos variables de tiempo esta experiencia creativa. Así el teatro la fragua ha formado sus actores con los cuales representa sus montajes que no solamente han contribuido a elevar el nivel cultural de la población sino que ha sido el embajador teatral de Honduras en países como Salvador, Colombia y USA.

La producción teatral de la fragua se extiende hacia veredas y zonas campesinas con representaciones teatrales que cumplen una de las funciones históricas del teatro y que gracias a ello ha permitido su desarrollo y consolidación, por lo menos en Iberoamérica: la evangelización; permitiendo a través de teatro extender el mensaje evangélico que nos habla de la justicia, del amor, de la salvación espiritual, del respeto y la alineación de nuestros intereses y metas al servicio de los desprotegidos, quienes construyen día a día la verdadera historia de la humanidad. Gracias a este trabajo evangelizador la fragua ha encontrado caminos de comunión con su público que ve en el teatro un alivio dinámico y esperanzador y fuente de recreación, entretenimiento y cuestionamiento de su realidad.

La creación artística de la fragua amén de su misión evangelizadora pesquisa la rica tradición teatral universal y latino-americana, permitiendo a sus actores y a su público el disfrute de obras maestras que van desde adaptaciones didácticas y sintéticas de Lope de Vega hasta obras de la tradición del teatro chicano de Luis Valdés; con estos montajes teatrales extiende su producción a la comunidad estudiantil y público general de su entorno y representa con el más alto nivel artístico al teatro popular Hondureño.

la fragua ha comprendido que debe enraizarse en las entrañas mismas de la comunidad para hacer de su proyecto una propuesta sostenible. De tal forma sus actores provenientes de los sectores populares, aplican la experiencia adquirida en el espacio formal de la fragua brindando regularmente asesoría y acompañamiento artístico a grupos de jóvenes que comparten su tiempo libre, bajo la protección "divina" en los altares y los áticos de las iglesias; precedidos de una oración como acción de gracias, los jóvenes hombres y mujeres entregan su cuerpo y su alma a la comunión terrena de la teatralidad, actividad que motiva sus vacaciones creativas, estimula su espíritu participativo y los previene de las trampas del ocio improductivo que con sus secuelas de drogación y generación de conductas antisociales conexas, se convierte en su principal amenaza.

Todo lo anterior es realizado ante todo con el profundo amor cristiano que el teatro la fragua practica día a día orientado por la guía espiritual y la misión terrenal que Jack Warner ha escogido como opción de vida y actividad pastoral. Esto es lo que sostiene al teatro la fragua pues el apoyo estatal que constitucionalmente reposa como letra muerta en la carta política de todos nuestros países, nunca se hace efectivo.

Con los amigos del teatro la fragua compartí los elementos comunes de nuestro desarrollo teatral en las dificultades propias de nuestros países; hablando con Jack y los muchachos de la fragua comprendí la universalidad de la duda, la dura verdad y la incertidumbre del mañana creativo, de la sostenibilidad, la inevitable culpa de lo inmediato, el peso vertical de las necesidades primarias y las secundarias y el último renglón para el espíritu y el arte con el que regularmente somos tenidos en cuenta; y así como en un juego de ping-pong nos dimos valor mutuo para comprender que en estos tiempos apostarle al teatro, al desarrollo y consolidación de hechos artísticos son sin lugar a dudas apuestas que generan savia y energía vital para una sociedad en crisis.

Que se hace necesario invertir las prioridades, que si antes éramos el postre opcional para cuando todo lo demás esté resuelto, ahora somos el plato fuerte para la estimulación y consolidación de valores de justicia de solidaridad de respeto y tolerancia, pues el hecho teatral convoca a la creación en conjunto, estimula los procesos grupales, permite niveles de organización de desarrollo crítico y autocrítico, de fijación de metas y objetivos ampliando los niveles de reflexión sobre los hechos sociales, hacia la búsqueda de soluciones donde primen la razón y entendimiento, amen de generar identidad individual goce y placer tanto para quien lo realiza como para quien lo consume.

Con los amigos de la fragua tendí un puente que seguramente nos permitirá mantener un flujo permanente de intercambio que engrandecerá al teatro y el desarrollo de un patrimonio cultural latinoamericano.


--Orlando Cajamarca Castro es director del Teatro Esquina Latina de Cali, Colombia





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