noticias tlf Vol. xviii #2 Junio 1997



La Belleza es un Arma

Gabriela Curras




Si me piden que les describa, en pocas palabras, mi experiencia en el teatro la fragua en El Progreso, sólo puedo empezar por decir que me hizo ver que en realidad "no sabía nada". Acabo de graduarme de la Universidad de Kent State (en Kent, Ohio). Años de preparación, torres interminables de libros que proveen eterna lectura nocturna, incluso el trabajo en el teatro fuera del círculo universitario, jamás ofrecerían la educación que da el teatro la fragua.

Dejando a un lado mi creencia de que la experiencia junto con la educación formal vale más que convertirse en un "genio de la información", el tiempo que estuve en El Progreso me dio las herramientas para poder entender mucho más sobre mi carrera. Pero todo comenzó cuando llegué a Centroamérica por primera vez en enero. Choque de cultura es poco decir. Todo lo que se pueda leer sobre el tercer mundo, se convierte en una imagen vacía en la cabeza. Cuando uno ve en persona la realidad, puede llegar a cambiarle la vida. Sé que ha cambiado la mía. Aquí las "necesidades" se vuelven lujos, incluyendo la educación. El índice de analfabetismo es altísimo, lo cual repercute en todos los aspectos de la vida del país.

Una de las funciones principales de este teatro se enfoca en eso que hace tanta falta en este país: la educación. La misión de Jack Warner y de todos los integrantes del teatro la fragua, ha logrado un papel importante como maestro para y por la gente. El compartir el evangelio en una relación íntima con el mundo del arte es una de sus metas más importantes. (Y la unión de las dos cosas es bien refrescante.) Así regresamos a los tiempos cuando la Iglesia ofrecía la educación y el entretenimiento de la más alta calidad.

Todos los del teatro la fragua son bien acogedores y me hicieron sentir la bienvenida desde el momento que llegué. El ambiente es informal y agradable, pero me asombró el profesionalismo que reina en el teatro la fragua. Además, el entrenamiento y preparación intensivos y continuos de todos los actores son completos y exigentes. El horario diario parece una resurrección de la Edad de Oro del cine en los EE.UU., cuando los "actores" tenían que cultivar todas las disciplinas: El baile, el canto, la actuación -- teatro la fragua lo tiene todo. En su dirección, Jack esparce los nombres grandes, desde Mozart y Rembrandt a Boal y Baryshnikov. Pero esto no implica que el trabajo sólo recicle estas influencias sin originalidad ni libertad creativa. Al contrario, el estilo único del tlf ha logrado armonizar estas influencias, como un templo abierto a todas las religiones. El trabajo exhibe un rango de material recogido por toda la vida de Jack, que lo ha compartido y filtrado por su punto de visto y por el de los actores, tomando en cuenta siempre el público a quien se dirigen.

teatro la fragua ha encontrado un campo nuevo en Tocoa, una ciudad a unas cinco horas al este de El Progreso, rodeada de plantaciones de palma africana y de bellos paisajes. El año pasado, un matrimonio de La Habana, Cuba -- actriz y directora Mavis Yanet Delgado y músico Juan Llompart -- llegaron para trabajar con la fragua. Jack les presentó la oportunidad de comenzar un proyecto bajo el ala del teatro la fragua, extendiendo el estilo popular de la fragua a regiones más remotas. El grupo, que se llama Teatro Guaymuras/teatro la fragua, también da seguimiento a los talleres que el teatro la fragua ofrece en las comunidades de la zona. Teatro Guaymuras está en una etapa primitiva en cuanto a recursos, pero el profesionalismo rige en su trabajo.

Mavis y Juan me pidieron que les diera a la tropa un taller de danza. El interés y esfuerzo del grupo para aprender cosas nuevas que les pueden ayudar a desarrollar su oficio es una inspiración. Me sentí algo culpable porque no podía quedarme más tiempo para compartir más. También tuve la oportunidad de presenciar una producción en la Cooperativa Canadá, una comunidad a donde todavía no llega la luz eléctrica -- y donde jamás se había presentado una obra de teatro.

La instalación de los telones (amarrados a dos árboles) y de las luces (hechas de latas de pintura y alimentadas desde la batería de un carro) fue un espectáculo en sí, especialmente para la masa de niños que seguían todos nuestros pasos. Pero la verdadera magia comenzó cuando la tropa de Guaymuras comenzó su actuación, y todas las caras del público comenzaron a brillar con sonrisas de encanto.

Para dos horas el público aplaudía, se reía, y sonreía en aprobación de la actuación, el canto y el baile que llenaban esa noche mágica. El teatro no puede aspirar a cosa mejor: dándole a la gente olvidada en una zona remota de Honduras, enseñando, compartiendo, y alegrando un poco la rutina diaria. Teatro Guaymuras/la fragua les presentó una nueva moda de expresión y comunicación. Y como resultado del ánimo e interés de la comunidad, esperan volver pronto para ofrecer talleres de teatro.

El teatro tiene el poder de alcanzar todo tipo de público. La mayoría de los teatros han escogido las luces de las grandes ciudades. La fuerza del tlf reside en que se ha dedicado a las zonas que carecen de cualquier expresión artística. Esto ha creado un público cada vez más grande y siempre entusiasta que forma el alma de lo que es el teatro la fragua. Ha creado un foro donde "la vida" se representa y se discute, donde los dolores se suavizan. Entrenador, entretenedor, educador -- el teatro ha encontrado su fuerza si puede hacer equilibrio con todos estos elementos. tlf lo ha hecho, y mucho más. teatro la fragua es un arma para combatir la injusticia, el ocio improductivo, la soledad y el analfabetismo.... Me hace pensar que quizás las Naciones Unidas y todos los gobiernos deben de buscar la manera de fundar sus propias fraguas.

Me gradué de Kent State. Me gradué magna cum laude. He trabajado en teatro regional y profesional. Conocía el concepto de Augusto Boal de que "el teatro es un arma." Pero hasta ahora no lo había entendido. He conocido a tanta gente que me ha dicho que el teatro y los artes son una perdida de tiempo si de veras quiero contribuir algo a este mundo. Si alguien cree eso, tomo la libertad de invitarle a pasar unos días con el teatro la fragua. Entonces quizás podamos hablar.

A todos ustedes: Jack, Chito, Oscar, Javier, Pedro, Héctor, Luis, Yuma, Isidro; (y en Tocoa) Juan, Mavis, Yolanda, las guatas Marcia y Marlén, Juan Carlos, Wil, Carlos, José Luis y Guicho; ustedes que luchan con belleza, con creatividad, con amor y pasión. Y a todos que han tenido contacto con el teatro la fragua, les extiendo mis gracias y les deseo muchas bendiciones. Su trabajo es una inspiración.







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