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Vol. xxi #1

Marzo 2000




Las Voz de los sin Voz





"Estas homilías quieren ser la voz de este pueblo,
quieren ser la voz de los que no tienen voz.
Y por eso, sin duda, caen mal a aquellos que tienen demasiada voz."

(29 julio 1979)


Edy: El 24 de marzo de 1980 nos llegó la noticia: "¡¡Asesinaron a monseñor Romero!!". Hubo lágrimas y mucho dolor. Tuvimos mucho miedo. Si los poderosos se atrevieron a cometer semejante barbaridad con el pastor, qué no harían entonces con los rebaños de humildes y comprometidos cristianos.

Jack: El asesinato de Monseñor Óscar Romero es uno de los eventos claves en la historia contemporánea de Centroamérica. También lo es en la historia de teatro la fragua: apenas habíamos comenzado a gatear cuando ocurrió, y desde el primer momento entendimos que era un acontecimiento que teníamos que tratar de interpretar.

Edy: La identidad de teatro la fragua debe mucho a los acontecimientos religiosos, políticos, y sociales, que a principios de los 80 sacudieron a toda la región centroamericana. El conflicto político era muy fuerte, y la Iglesia Católica había adoptado una posición firme como voz que denunciaba las injusticias sociales. En la Centroamérica de aquellos días eran comunes los asesinatos en masas, las personas desaparecidas por razones políticas, y las torturas. Trabajar con la Iglesia era realmente peligroso pues para los gobiernos militares y oligárquicos la Iglesia era comunista. Hablo de la Iglesia porque nuestro director y fundador es un sacerdote jesuita.


"Yo denuncio, sobre todo la absolutización de la riqueza.
Este es el gran mal en El Salvador:
La riqueza, la propiedad privada como un absoluto intocable
y ¡ay del que toque ese alambre de alta tensión, se quema!"
(12 agosto 1979)

Jack: El problema era ¿Cómo interpretar un acontecimiento de tal magnitud? Varios autores metieron mano a la tarea y yo leía cada obra sobre el asesinato que encontraba. Pero no hallaba una que a mi parecer captara y expresara la esencia de Romero y su significado para Centroamérica.

Edy: Entonces nos llegó el guión escrito por Carlos Morton, un dramaturgo chicano residente en los Estados Unidos y amigo de Jack. El guión de Morton era excelente pero estaba escrito en inglés y estaba dirigido a un público diferente al centroamericano. Sin embargo, Jack se puso en contacto con Morton, se pusieron a trabajar en la traducción y adaptación del guión al público centroamericano y al estilo de actuación propio de teatro la fragua. Carlos Morton vino a El Progreso para trabajar su guión en directo con nosotros. Y nos dimos cuenta que teníamos en nuestras manos una obra de primer nivel.

Jack: Carlos Morton es el dramaturgo chicano más puesto en escena en Estados Unidos. A pesar de su amplia formación académica, Carlos ha vivido y realizado su trabajo teatral en el corazón de su propia experiencia: las contradicciones de la cultura chicana.

Edy: Y comenzamos los ensayos de Romero de las Américas.


"La ley sigue siendo una serpiente: sólo muerde a los descalzos."
(15 abril 1979)

Edilberto: Cuando nos entregaron los guiones de Romero de las Américas tenía ansiedad por leer su contenido. Tenía en mis manos una historia muy importante no sólo para nuestra hermana república de El Salvador, sino también muy importante para toda Centroamérica.

Rigo: En Romero de las Américas yo interpreto el papel de Romero. Ha sido un privilegio tener el honor de representar a ese personaje tan querido y recordado por todo el pueblo centroamericano. Soy sincero al decir que no quería hacer este papel, pero donde manda capitán no manda marinero, y tuve que aceptar. Me hubiera gustado más hacer de campesino o del padre Rutilio Grande.

Edilberto: Me encargaron una tarea muy difícil pero importante: Escribir la música para la obra. Cuando salía del teatro y llegaba a mi casa tomaba mi guitarra y comenzaba a buscar los acordes y el estilo para la música que debía acompañar al drama de Romero. Al día siguiente llegaba a la fragua y programaba la música con ayuda de la computadora. En cierta ocasión viajé a El Salvador con Chito, Edy, y Juan; todavía le andaba dando vueltas en mi cabeza al estilo que debía llevar la música. Cuando estaba en el país de Romero llegamos a un restaurante para cenar. Cenando estábamos cuando entraron unos mariachis y se pusieron a cantar unas canciones estilo protesta que me interesaron por el estilo de su ritmo y su letra. Entonces me dije que algo así era lo que yo andaba buscando para acompañar la obra. El valor de aquella música estaba en que era música interpretada por salvadoreños. La influencia de aquellos músicos del restaurante está reflejada en la obra en las dos primeras canciones.


"Orar y esperarlo todo de Dios y no hacer nada, no es orar, eso es pereza."
(20 julio 1979)

Yuma: En Romero de Las Américas interpreto al padre Rutilio Grande. También personifico al embajador gringo. Fue un reto grande porque son dos personajes bien distintos, incluso opuestos.

Edilberto: Después, siempre en El Salvador, escuchamos varias historias sobre los acontecimientos políticos, religiosos, y sociales, que tuvieron lugar a principios de la década pasada en aquel sufrido país. Entonces empezaron a brotarme nuevas ideas. Estas ideas me llevaron a convertir la música haciéndola pasar de lo campesino a un estilo más moderno. Un estilo moderno de protesta algo más juvenil. Del corrido propio de una canción campesina pasamos al rock alternativo.

Rigo: No quería interpretar a Romero porque no conozco mucho sobre la vida de monseñor Romero, sobre su personalidad o su forma de ser. No quería el papel porque el personaje Romero es muy complejo, con diferentes cambios en el transcurso de su vida. No quería ser Romero porque estoy seguro que la obra va a ser profundamente criticada, y yo seré el centro de todas las críticas.

Edilberto: Creo que conocer más a fondo la historia sobre Óscar Romero, Rutilio Grande, Barrera, Octavio Ortiz, y otros muchos y muchas que murieron durante la guerra en El Salvador, me ayudó mucho a construir y escribir la música que acompaña el drama de Romero de las Américas.


Rigo: Tengo que admitir que si bien es cierto al principio el papel no me gustaba, también es cierto que conforme íbamos ensayando mi forma de pensar fue cambiando. El personaje comenzó a gustarme. Cada cosa nueva que yo conocía sobre Romero se convertía en una razón más que me obligaba a amar al personaje, de tal manera que poco a poco me ha ido invadiendo.

Edy: Yo interpreto a un campesino salvadoreño. Un personaje bastante complejo porque no es un campesino común y corriente: el campesino es como el narrador que va contando la historia, el amigo íntimo de monseñor Romero. No quería interpretar al personaje como a un político, ya que como actor ése era el camino más fácil. Yo quería encontrar una forma más dramática para interpretar a mi personaje como un ser humano, como un cristiano comprometido con su fe, comprometido con la verdadera enseñanza que nos dejó Jesucristo. ¿Lo logré? No lo sé. Eso es algo que sólo los espectadores pueden decir.


"Esta es la verdad suprema,
la que nos hace verdaderamente libres y la que pone la base del verdadero amor:
que nos amemos unos a otros como él nos mandó.
No es un amor de romanticismo y de sentimentalismo,
es un amor de obras y de verdad."

(13 mayo 1979)

Rigo: Quiero dejar bien claro que no intento hacer una réplica de Romero ni nada que se parezca. Como nos dijo Jack durante uno de los ensayos: "No estamos haciendo un documental." Solamente estamos tratando de llevar al público el espíritu y el mensaje de Romero con todo el sentimiento y el respeto que él se merece.

Jack: Creo que es importante enfatizar que Romero de las Américas no es una obra documental: se trata más bien de una interpretación poética de la realidad que representa Monseñor Romero para nosotros hoy en día. Como tal es casi una obra anti-histórica, que insiste que Monseñor Romero no es una figura del pasado, sino una figura que tiene que infundir e inspirar nuestro futuro.

Edy: En la obra no estamos hablando sólo de historia; estamos hablando de problemas que todavía ahora son actuales, estamos hablando de injusticias que todavía perduran en nuestras sociedades.


"Es inconcebible que se diga a alguien cristiano y no tome, como Cristo,
una opción preferencial por los pobres."

(9 septiembre 1979)

Edilberto: Hay que trabajar la obra Romero mucho todavía, tanto a nivel actoral como musical, pero sé que con esfuerzo y voluntad, lograremos algo bueno.

Yuma: Hay muchos jóvenes que como yo no saben nada sobre el asesinato de monseñor Romero. Cuando los jóvenes han visto la obra se han sorprendido y se han quedado pensando en todo lo que dramáticamente nosotros contamos sobre monseñor Romero. Muchos compañeros en el colegio me han preguntado si todo eso que aparece en la obra en realidad sucedió. Muchas personas que ahora son mayores tampoco se enteraron de aquellos acontecimientos puesto que entonces eran unos niños. Yo en lo particular tenía tres años cuando tuvo lugar aquella triste tragedia. Han pasado veinte años desde el asesinato de monseñor Romero.

Edy: El montaje de la obra ha supuesto para nosotros un reto y una responsabilidad enorme con el pueblo, por la importancia histórica de esta obra que a cada uno nos toca como seres humanos o como cristianos.

Yuma: Ha sido un trabajo difícil. Para mí ha sido la primera vez que actúo en el estreno de una obra de esta magnitud. ¡Primera vez! Y estamos trabajando muy fuerte para que cada vez que la presentemos salga mejor. Me da un poco de temor cuando me pongo a pensar en la reacción que tendría la gente de El Salvador al ver esta obra. Me pregunto si de nuevo recordarán los años de violencia que los estremecieron hasta el terror..

Edy: Óscar Romero no está muerto. Óscar Romero sembró tanto amor en tan buena tierra que lo único que tenemos que hacer nosotros es seguir esparciendo su semilla para que siga dando buenos frutos entre nosotros.


"Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército
y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles:
hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos
y ante una orden de matar que dé un hombre debe de prevalecer
la ley de Dios que dice 'No matar'.
Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios.
Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla.
Ya es tiempo de que recuperen su conciencia
y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado....
En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo
cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos,
les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios:
¡Cese la represión!"

(23 marzo 1980)







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