noticias tlf | Vol. xxxi #3 |
Diciembre 2010 |
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Navidad Nuestra |
El año normal de trabajo del teatro la fragua se organiza entre dos piezas que montamos todos los años. El año de trabajo comienza en febrero (el año escolar sigue el año calendario y seguimos el año escolar) y la primera obra montada es siempre El Asesinato de Jesús, nuestra versión de la Pasión de Jesucristo, que hacemos tanto en una versión con la tropa central, y en varias versiones hechas por grupos locales que han aprendido la obra en talleres de tlf. Y el año termina en diciembre con Navidad Nuestra. Ambas piezas han llegado a su estado actual por medio de un largo período de desarrollo. Y ese desarrollo ha definido el estilo teatral del teatro la fragua. Navidad Nuestra comenzó el viaje hacia su forma actual en 1984. La Navidad recurre todos los años, y durante varios años cada noviembre fue un tiempo de construir sobre los cimientos de las creaciones de años anteriores. El desarrollo de la pieza fue resultado de la colaboración de muchas personas que contribuyeron elementos de música, danza y teatro. La pieza ubica la Navidad hondureña en el contexto de la celebración universal de la fiesta y la rica diversidad de expresiones culturales que ha inspirado en todas partes del mundo a lo largo de los siglos. En su interpretación de la Navidad, la fragua invoca la memoria de varias tradiciones, dando a la obra un carácter universal, haciendo que su mensaje de esperanza pueda ser comprendido por cualquiera no importando su procedencia o su nivel cultural. Navidad Nuestra insiste en la Navidad como una buena noticia para toda la humanidad, sin exclusión de ninguna cultura. En este sentido, la obra es un colorido y alegre mosaico teatral donde confluyen las principales tradiciones utilizadas por las culturas de todas partes para celebrar la Navidad. Siguiendo el ejemplo de pintores como Peter Bruegel, cuya recreación del censo de Belén está puesta en el nevado invierno de los países bajos de Europa, la fragua actúa aquellas antiquísimas tradiciones situándolas en el trópico hondureño. Se continúa así una tradición comenzada en Honduras en el siglo XIX, cuando el padre José Trinidad Reyes sistematizó en forma de pastorelas las expresiones y ritos utilizados por los campesinos hondureños para celebrar la Navidad. Estas pastorelas establecieron las bases para el surgimiento del teatro en Honduras. Navidad Nuestra logra captar el espíritu del tiempo navideño abundante en nostalgias, tristezas, y un deseo profundo de comunión, compañía y bondad. En la penumbra de esos sentimientos se abre el telón para traer la luz de la historia del nacimiento de Jesús. El escenario vibra con las notas de un adagio de Mozart (el octeto para vientos K. 361) y tres actores empiezan la narración de las partes principales del famoso prólogo de Juan, mientras el resto llena el escenario con imágenes que proporcionan al público un resumen visual de la historia de la salvación cristiana. Una historia llena de situaciones humanas y repleta de símbolos cuyo horizonte apunta a la convicción, algo devaluada en nuestro tiempo, de que el amor, el compromiso por mejorar nuestra historia empujándola por los senderos de la paz, y la justicia, siempre seguirán naciendo, haciéndose carne y acción comprometida en la vida de muchas personas por el mundo. Es el mensaje esperanzador en un tiempo donde la guerra, el odio, y la violencia siguen estando a la vuelta de la esquina en nuestra interconectada civilización. la fragua utiliza también las tradiciones teatrales sobre la Navidad aparecidas en la Europa Medieval del siglo XII, la época cuando el teatro nuevamente es reinventado en los conventos e iglesias. Concretamente, la fragua incorpora el Auto de los Reyes Magos, un texto clásico rejuvenecido con la energía de los actores que lo proclaman al ritmo de un pegajoso reggae y con el acento y los dichos propios de Honduras. Otro texto medieval que el teatro incorpora es el Rex est natus de La obra de Herodes, que es utilizado durante la masacre de los inocentes, uno de los momentos más dramáticos y fuertes de toda la obra. Para cualquier centroamericano, la escena invoca las guerras civiles de El Salvador y Guatemala y, concretamente, la masacre del río Sumpul en 1980, cuando tropas del ejercito salvadoreño arrancaban a los niños de los brazos de sus madres para clavarlos en los sables de sus fusiles o para desaparecerlos. Mucho del dramatismo y fuerza de la escena provienen de la utilización del latín original del canto Rex est Natus, que irrumpe marcialmente y atrapa la atención del público, llevándolo por ese momento de horror tantas veces repetido en nuestra historia. En Mateo y Lucas existen dos versiones de la genealogía de Jesús. Es una lista de hombres y mujeres del Antiguo Testamento de cuya estirpe nace Jesús. El texto es pesado y por eso su importante mensaje (la hermandad de Jesús no precisamente con el bando de los perfectos) queda oculto a un público que no sabe para qué está ese texto en los evangelios, y menos comprende qué tiene que ver esa lista de nombres raros y difíciles de pronunciar con la persona de Jesús. En Navidad Nuestra el soporífico texto de la genealogía de pronto se convierte en un hit de Eminem cuando los actores recurren a los pasos y ritmos del rap para contarlo al público; y teatro la fragua sigue recurriendo al estilo del rap en la narración de varios pasajes importantes del evangelio del Nacimiento. Un componente importante de Navidad Nuestra, además de las presentaciones, son los talleres de teatro que los actores de la fragua imparten a grupos de jóvenes en parroquias rurales y urbanas de Honduras, El Salvador, y Guatemala. Noviembre y diciembre son los meses del año cuando más crece la demanda de talleres de teatro. Con el tiempo estos talleres se han convertido en una terapia que la fragua utiliza para despertar la creatividad de los sectores de jóvenes sin acceso a los centros de educación y cultura. Pero además, los talleres están poniendo las bases y estimulando el surgimiento de una tradición teatral en Honduras, donde se cuentan por miles los jóvenes que han pasado por la experiencia liberadora y formativa de los talleres. El teatro se ha vuelto así una puerta que permite a bastantes jóvenes reconciliarse con su cuerpo y descubrir el poder de su imaginación, haciendo posible que traben contacto con la herencia artística y cultural de lo mejor que ha parido nuestra civilización. |
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